Saharauis: 45 años de exilio en el desierto

Aunque siempre me han interesado los trabajos fotográficos sobre refugiados y conocía algo sobre los campamentos saharauis en Argelia, mi visita al asentamiento de Dajla se gestó sin ninguna planificación, de un día para otro. En octubre de 2008 conocí por casualidad, mientras hacía fotografías con la Asociación Punto de Enfoque, a la gente de  «Amigos de Juan XIII por la Infancia», una ONG local con sede en Alcantarilla, Murcia. Me explicaron su programa de ayuda y apadrinamiento de niños saharauis y me dijeron, que en poco menos de un mes se iban para Dajla. Les propuse acompañarles para hacer un reportaje fotográfico y su respuesta, poco entusiasta, fue un  “vale, si quieres venirte aún quedan plazas libres”. Su manera de contestar me reveló que no les impresionó mi cámara de fotos y mi actitud predispuesta. Supe enseguida que no necesitaban para nada a un fotógrafo aficionado con ganas de hacer un “reportaje exótico”, pero eso me animó aún más a querer ir y, al día siguiente, les confirmé que me marchaba con ellos.

Todos estamos muy ocupados y estas cosas hay que hacerlas sin pensarlo mucho, que si no, no se hacen. Los amigos y la familia me llamaron de todo y se echaron las manos a la cabeza. Estás más  “pá allá que pá acá” decían. Pero fue una experiencia fantástica, acompañando a un grupo de personas excepcionales, para conocer de cerca a un pueblo que sobrevive con lo justo en un lugar perdido del desierto del Sáhara. Cuando fui consciente de la inmensa labor que hacen allí María Jesús, “el Matas”, Estefanía, Ana, Isa, etc. y los vi trabajar, el que quedó impresionado fui yo y comprendí su indiferencia inicial conmigo. El movimiento se demuestra andando y ellos ya llevaban mucho camino hecho mientras que yo, aún no había dado un paso… Cuando hablé con ellos por primera vez, tampoco estaba claro que lo fuese a dar.