El Paisaje como Género  Fotográfico

Texto: Carmen Dalmau

Andreas Gursky. Rhein II. 1999

Bernd & Hilla Becher. Charleroi-Montignies, B. (1971)

Una fotografía de paisaje de Andreas Gursky -Rheim II (1999)- se subastó en Christie’s y alcanzó 4,3 millones de dólares suponiendo una inflexión en el mercado de la fotografía en 2011.

Fue un largo camino hasta llegar a este paisaje. La imagen presenta una gama de colores limitada a verdes y grises, además se habían eliminado con trabajo de modelación digital las figuras y objetos que perturban y cortan la visión del lento fluir del Rin.

He recordado que existe una nueva versión – Rheim III (2018) – en la que esta imagen de gran formato ha sufrido los efectos del calentamiento global a través del refinamiento de alterar la gama cromática.

Desde “Paisaje en la ventana” de Nicéphore Niépce hasta los cuartos paisajes del metaverso, a los que ha dedicado el festival Panoramic de Granollers del 2022, el camino ha sido largo.

Ya en sus inicios, este prodigioso invento de la fotografía fue ocupando rápidamente espacios reservados tradicionalmente a la pintura, como el retrato y el paisaje. Con el retrato de forma más rápida y asequible, muchos podían cumplir el anhelo de poseer una imagen para ser recordados, como la hija del alfarero Butades quiso tener una imagen para rescatar del olvido a su amante.

La fotografía se introdujo en la representación del paisaje. Las vistas de las ciudades en fotograbados sustituyeron al huecograbado y se disponían en ayuntamientos y comunas para mostrar las excelencias de la localidad. Más adelante las fotografías decoraban los gabinetes del poder de las fábricas alemanas, lo que llevaría a los Becher a explorar los depósitos de agua y a realizar fotografía de paisaje a su manera, que actuaba como los cuadros de las posesiones palaciegas de Felipe II adornando galerías y pasillos para mostrar lo extenso y rico de su poder.